
Dado que los recientes avances en tecnología acercan la web3 a convertirse en una realidad, es posible que algunos gobiernos no estén dispuestos a ceder el control a la gente.
Web3 es un término general que se refiere a la próxima versión de Internet: un sistema de código abierto, descentralizado, sin permisos y sin confianza construido sobre la tecnología blockchain.
Sin embargo, incluso a medida que la realidad de la web3 se acerca, parece haber falta de voluntad entre las autoridades gubernamentales para adoptarla. Algunos observadores han planteado la hipótesis de que esta aparente hostilidad se debe a los temores del gobierno de perder el control y la supervisión de Internet y de los datos que contiene.
Por qué los gobiernos podrían estar preocupados por web3
En un nivel fundamental, Internet proporciona una plataforma para la comunicación inmediata y sin restricciones, lo que debería beneficiar la conectividad global. Sin embargo, varias naciones han adoptado una tendencia de vigilancia y regulación, lo que ha resultado en la limitación de la libertad de acceder a Internet y expresar opiniones.
Esta tendencia de los estados a imponer restricciones significativas a la tecnología subraya la incómoda realidad de que toda tecnología posee una dimensión política inherente, y no es diferente con web3.
Hay varias razones por las que los gobiernos más autoritarios, e incluso los bastante liberales, podrían sentirse incómodos con el concepto de web3. A continuación, exploraremos algunos de ellos.
Desafíos regulatorios
Web3 supone un alejamiento radical de la estructura tradicional de Internet, especialmente teniendo en cuenta su naturaleza descentralizada. Muchos expertos han planteado la descentralización como una fortaleza del nuevo sistema, dado su potencial para mejorar la seguridad y la privacidad de los datos y reducir la dependencia de los usuarios de empresas de tecnología centralizadas para alojamiento, redes sociales y búsqueda, entre otros servicios.
Sin embargo, las autoridades pueden considerar que la misma descentralización plantea un desafío importante a las estructuras regulatorias tradicionales, que son inherentemente centralizadas y autoritarias.
Por ejemplo, en el modelo web actual, si se produce una actividad fraudulenta o delictiva, las autoridades pueden responsabilizar al proveedor del servicio. También pueden implementar medidas regulatorias e incluso sancionarlos si es necesario.
La sanción por parte del Tesoro de EE. UU. a dos servicios de mezcla de monedas virtuales, Tornado Cash y Blender.io, junto con la acusación del Departamento de Justicia de dos cofundadores de Tornado Cash por supuestamente ayudar a Corea del Norte a lavar criptomonedas robadas, es un ejemplo del tipo de autoridad regulatoria. los gobiernos pueden ejercer en un entorno web 2.0.
Sin embargo, en un marco descentralizado, implementar dicha regulación puede resultar problemático. También puede generar un caldo de cultivo para estafas y fraudes, como se ve en el aumento relativamente desregulado de las finanzas descentralizadas (defi), que se espera que sean una gran parte de web3.
El sector ha visto un aumento en las estafas de extracción de alfombras, donde los desarrolladores abandonan proyectos y se fugan con el dinero de los inversores, dejándolos con tokens sin valor.
Estas cuestiones sirven para resaltar los complejos desafíos que presenta la web3 a los marcos regulatorios tradicionales. Como tal, los responsables de las políticas creen que el camino a seguir requerirá una nueva perspectiva y enfoques innovadores para garantizar que los beneficios de la descentralización no se conviertan en un refugio para actividades ilícitas.
Preocupaciones de seguridad
A pesar de su promesa, web3 no está exento de riesgos de seguridad. La principal de estas amenazas es la piratería, que representó una pérdida de casi 4 mil millones de dólares solo en 2022, según datos de Chainalysis.
Según la empresa de análisis blockchain, los malos actores robaron al menos el 82% de la cantidad, alrededor de 3.200 millones de dólares, de los protocolos defi, especialmente los puentes entre cadenas que conectan diferentes redes.
Los protocolos también perdieron cerca de 400 millones de dólares por ataques de manipulación de oráculos, en los que los piratas informáticos comprometieron oráculos, mecanismos mediante los cuales las plataformas defi obtienen precios de criptoactivos, y crearon condiciones que permitieron operaciones rápidas y altamente rentables.
Otro riesgo de seguridad en el entorno web3 se refiere a fallas en los contratos inteligentes. Los contratos inteligentes no sólo son fundamentales para las operaciones de blockchain; También se consideran componentes clave de Web3.
Por ejemplo, configurar mal un contrato inteligente simbólico es un error común. Si los desarrolladores configuran incorrectamente parámetros como el suministro de tokens o las características de seguridad, el contrato puede quedar vulnerable a los ataques.
Dado que varias agencias gubernamentales ya están lidiando con el creciente número de ataques a plataformas criptográficas, algunos atribuidos a naciones parias como Corea del Norte, tener un sistema completo que dependa de tecnología aparentemente falible como los contratos inteligentes puede parecer contradictorio para los formuladores de políticas, las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley y reguladores.
Amenaza a las monedas nacionales
Las criptomonedas serán fundamentales para el paradigma web3. Sin embargo, las autoridades pueden sentir que representan una amenaza potencial para las monedas fiduciarias debido a su naturaleza descentralizada, accesibilidad global y relativa libertad del control gubernamental.
Dado que operan con tecnología blockchain, las criptomonedas no tienen fronteras inherentes, lo que significa que su influencia no se limita a la economía de un país. Además, dada su creciente adopción, las monedas virtuales podrían desafiar el monopolio de las monedas fiduciarias emitidas por los bancos centrales, lo que llevaría al desplazamiento del sistema financiero tradicional.
Por ejemplo, en situaciones extremas, los ciudadanos de países económicamente volátiles como Venezuela y el Líbano han optado cada vez más por utilizar criptomonedas establecidas como Bitcoin (BTC) como una reserva de valor más estable a pesar de su volatilidad.
En 2019, muchos venezolanos recurrieron a las criptomonedas como alternativa a la hiperinflada moneda nacional, el bolívar. Los informes en ese momento indicaron que los intercambios de cifrado peer-to-peer (P2P) del país comercializaban más de $8 millones en BTC semanalmente. Obligó al gobierno venezolano a intervenir lanzando un servicio de remesas que limitaba la cantidad de criptomonedas que sus ciudadanos podían recibir.
Inestabilidad económica
Otra razón por la que los gobiernos pueden ser reacios a aceptar web3 es el potencial de las criptomonedas para causar inestabilidad económica.
Un ejemplo de ello es el invierno criptográfico de 2022, un mercado bajista prolongado que provocó la pérdida de más de 2 billones de dólares en valor criptográfico que se había ganado tras un repunte masivo de precios en 2021.
Además, la caída desencadenó una serie de eventos que provocaron el colapso de varias criptomonedas y empresas de cifrado, incluidas TerraUSD (UST), Three Arrows Capital (3AC), Voyager Digital, Celsius Network y FTX, entre otras.
El contagio también provocó la pérdida de miles de millones de dólares en fondos de inversores y el despido de miles de empleados en el sector de las criptomonedas. También contribuyó a la crisis bancaria de 2023 en los Estados Unidos, cuando dos instituciones financieras con una exposición significativa a los activos digitales, Silvergate Bank y Signature Bank, se vieron obligadas a cerrar.
La proliferación de web3 y la creciente importancia de las criptomonedas que la acompañaría podrían significar que una caída similar podría tener un efecto mucho mayor en la economía global que el observado en 2022 y 2023.
Desafíos legales y éticos
Finalmente, web3 puede presentar a los gobiernos varias áreas legales grises y dilemas éticos.
Por ejemplo, las normas de privacidad de datos en la mayoría de los países exigen que las empresas notifiquen a los usuarios sobre cualquier información recopilada y cómo se utilizará y compartirá. Dichas regulaciones también exigen que las empresas permitan a los usuarios negarse a recopilar su información personal o destruirla si ya está recopilada.
Sin embargo, a diferencia de los servicios web tradicionales, muchas web3 dApps y contratos inteligentes almacenan información en bases de datos inmutables y de acceso público. Si bien son seudónimas, estas bases de datos pueden revelar todos los detalles de las transacciones para billeteras digitales, y los datos pueden rastrearse hasta las identidades reales de las partes que realizan la transacción.
La inmutabilidad y transparencia de una cadena de bloques no sólo pueden dificultar el cumplimiento de las solicitudes de los usuarios de que sus datos sean destruidos o no mostrados en la cadena de bloques, sino que los malos actores también pueden explotar la información si así lo desean.
En términos de cuestiones éticas, el seudónimo proporcionado por las plataformas web3 ha sido un punto de discordia considerable. Si bien puede proteger la privacidad y la libertad de expresión de los usuarios, también puede ayudar a ocultar actividades maliciosas y dificultar la responsabilización de las personas por sus acciones.
Además, el impacto ambiental de las tecnologías blockchain, que sustentan muchos servicios web3, ha provocado debates éticos sobre la innovación responsable y la sostenibilidad.
El consumo de energía y las emisiones de carbono asociadas con criptomonedas como Bitcoin han generado importantes preocupaciones sobre su huella ambiental.
Estos debates y preocupaciones están lejos de resolverse y subrayan la compleja tarea que enfrentan los legisladores, los tecnólogos y la sociedad para equilibrar los beneficios potenciales de la web3 con sus implicaciones éticas y desafíos legales.
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